martes, 24 de junio de 2008

Una mala experiencia puede ayudarte a “oler” el peligro


La nariz humana se enfrenta a cientos de miles de esencias cada día mientras permanece anclada en el centro de nuestra cara. Algunos de esos olores son casi idénticos, por lo que es difícil aprender a encontrar los que son críticos. Si algo malo nos ocurre, la nariz comienza un rápido aprendizaje que puede salvarnos la vida en futuras ocasiones.

1723984357_a919631bfd.jpgUna investigación cuyos datos han aparecido publicados recientemente demuestra que una única experiencia negativa asociada a un olor nos enseña rápidamente a identificar ese olor y discriminarlo de otros similares. Según los autores, es evolutivo. Nos ayuda a aumentar nuestra sensibilidad para detectar algo que es importante para nuestra supervivencia en un océano de información. Nos avisa de que hay algo peligroso y debemos prestar atención a ello.

En el estudio, los sujetos fueron expuestos a pares de olores que eran casi idénticos en su composición química y perceptiblemente indistinguibles. Los voluntarios recibían una descarga eléctrica cuando eran expuestos a una de las esencias, pero no cuando olían a la otra similar.

Tras recibir la descarga, los sujetos aprendían a discriminar entre las dos fragancias parecidas. Esto ilustra el tremendo poder del olfato humano para aprender a oler desde la experiencia emocional. Los olores que al principio eran imposibles de distinguir, se convertían en fáciles de identificar si eran seguidos de un efecto aversivo.

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